4.22.2006

Devenir

Ir, venir, llegar, salir. Como puertas giratorias, como misiles. ¿Cuántas veces vamos a lugares en donde no queremos estar?. ¿Cuántas veces nos encantaría estar en algun lugar con alguien y no podemos salir de un lugar indeseable?. La cárcel no es para los delincuentes, es para todos, y cuando digo para todos no hay excepciones. A veces pienso que si pudiera estar siempre donde quiero estar no sería feliz ni libre. Dejaría de ser un ser programado. Pero en el fondo a todos nos gusta ser programados. No hay nada más tedioso que tener que pensar y elegir. Al fin el placer consiste en imaginar por un rato que podemos movernos como queramos, pensando que esto es la llave de la felicidad. La felicidad no existe. Es todo un continuo, un círculo. Comienza neutro avanza a la expectación, luego a la dicha, luego a la risa, luego a la euforia, luego al disgusto, luego a la pena, luego al llanto y luego al dolor para volver al neutro. ¿Son entidades diferentes?, no lo creo. Son parte de una gama de un continuo, no hay principio ni fin, todo está dentro del mismo saco. Todos estamos en el mismo saco. Algunos tenemos la posibilidad de planetarnos ideas como ésta, algunos jamas se cuestionan nada. Como dijo alguna vez Capote: "Dios le da a uno un don, también le da un látigo, y este látigo es sólo para autoflagelarse". No hay peor desdicha que la de los virtuosos. Pero no importa, todo es un continuo, y en algún momento, llegarán esos virtuosos al neutro y luego a la dicha del inocente. Todo esto ocurre en el mismo saco/cárcel simultáneamente. Tal vez en una de estas evoluciones seamos programados y tan felices como perdices sin saber siquiera que pasa frente a nuestras narices.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El ser humano como animal de costumbre.
Decidir es lo que cuesta, pero mas alla de si decido A o B, sino perder el miedo a elegir.
Valientes los que deciden decidir!
Felicidad aparente los que no se dan cuenta que no deciden nada.