
Sin pensar, guiada por el mal humor que la poseía cada día se levantó y caminó calles llenas de preocupación. Tropezó con animales, autos, personas y basura, tanta basura que no se daba cuenta que el basural era su lugar. Entró al lugar de música que deforma los sentidos, disparó el arma que deforma la conciencia y se dejó llevar por la sordera y el vacío. Vio un tipo como ella, que no llevaba adornos ni perfumes, tenía la cara de años juntos uno sobre otro y las manos llenas de líneas eclipsadas. Se sentó junto a él y lo miró invitándolo al abismo. Los paracaídas nunca se abrieron.
2 comentarios:
javier
que genial como escribes!
me debes un piso compartido
y tal vez una pronta visita al mol
ja.
un beso
Me parecio vertiginoso, rápido, casi q no deja tiempo para pensar. Es como cuando en las peliculas muestran al personaje corriendo, llega a una plaza, se sienta, y cree q ya no necesita correr y le disparan a lo lejos. Entonces tiene q volver a correr. M gusto, sobre todo esta parte: "Entró al lugar de música que deforma los sentidos, disparó el arma que deforma la conciencia y se dejó llevar por la sordera y el vacío."
Buen minicuento
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